La industria textil en Tierra del Fuego enfrenta un panorama sombrío con el inminente cierre de Fabrisur, una de las empresas más importantes de la región. Directivos de la compañía confirmaron que, de no haber un giro en la política económica nacional, la planta cerrará definitivamente en diciembre de este año.
La noticia se da tras una nueva reducción del 50% de su personal, dejando a poco más de 30 operarios de los 60 que quedaban a principios de 2025. En su mejor momento, la empresa llegó a tener más de 124 empleados. La situación de Fabrisur no es un caso aislado, ya que sigue los pasos de otras textiles que cerraron sus puertas, como Teo Grande, Textil Río Grande y Barpla.
Según el secretario general del Sindicato de la Industria Textil y Afines (SETIA), Rodrigo Cárcamo, la principal causa de esta crisis es un cóctel de factores que deja a las empresas locales en desventaja. Por un lado, la abrupta caída en el consumo de productos textiles nacionales y, por el otro, la apertura indiscriminada a las importaciones.
Cárcamo explicó que la competencia es desleal: «Los productos nacionales tienen la carga impositiva y los que entran ingresan a tasa cero. Es imposible de cualquier manera poder competir en esta situación». Además, el gremialista señaló que el aumento del 180% en las compras a través de plataformas online agrava el problema, ya que los consumidores compran directamente del exterior, lo que incluso complica la situación de los importadores locales.
La confirmación del cierre de Fabrisur, que según Cárcamo tiene un 99% de probabilidades, refleja la falta de medidas nacionales que puedan ofrecer «un aliciente o alguna esperanza». El gremialista advirtió que la situación es similar en las otras empresas textiles que aún operan en Río Grande, las cuales están trabajando a una capacidad mínima y con gran incertidumbre. La ecuación de rentabilidad para los empresarios simplemente no cierra, a pesar de los beneficios fiscales de la zona aduanera especial.
El cierre de Fabrisur no solo representa la pérdida de empleos, sino también un duro golpe para la industria textil fueguina, que parece estar al borde de la extinción si no se toman medidas urgentes.